En cada publicación prendemos una vela virtual para ese peludo inocente, amoroso y maravilloso que transcendió. Como comunidad te acompañamos en este momento tan difícil: cuando tenemos que decirle adiós a nuestro compañero de vida perruno.
Muchos no entenderán, pero aquí sabemos que hay un antes y un después, un vacío, un sentimiento de pérdida y tristeza que para muchos humanos es difícil de entender.
Queremos invitarte a dejar un testimonio de esas memorias que te llenan de alegría, que permanecerán para siempre y continuarán alimentando tu corazón.
Como dice el Dr. Seuss: “No llores porque terminó. Sonríe porque sucedió”. Celebremos esos momentos mágicos que te regaló tu fabuloso peludo y que hicieron tu vida tan especial.
Uff, me hicieron recordar a Kibo, una perra dobermann que encontramos abandonada y moribunda en la calle. La llevamos al veterinario y nos dijo que seguramente había sido una perra cría y cuando les dejó de servir a sus antiguos dueños la “tiraron”. Tenía muchos tumores y nos dijo que si teníamos suerte nos duraría 3 meses. De cualquier manera la operamos, la alimentamos y cuidamos y duró con nosotros más de 2 años. Era súper cariñosa y buena, incluso con los gatos que teníamos en casa. Sin duda me saca una sonrisa recordar a Kibo
Siempre saca una sonrisa saber que pudimos darle a un peludo una segunda oportunidad: en la que tuvo el mejor cuidado y lo que le quedó de vida, una vida llena de amor. Y al final, quien sabe quien fue el más afortunado, porque suena que Kibo también les regaló muchísimo. Sin duda aunque pasan los años y ya no están, nuestros peludos se quedan en nuestro corazón para siempre y nos siguen regalando sonrisas.